"Gracias al fútbol comprendí que las fronteras podían cruzarse. El fútbol me dio confianza en mí misma y me aportó alegría".
Vivimos tiempos inciertos plagados crisis y conflictos internacionales. El mundo está dividido. La Copa Mundial Femenina de la FIFA™, gracias al poder del fútbol, une a las personas a través del descubrimiento de nuevas culturas, la pertenencia a una comunidad mundial y la oportunidad de celebrar todos juntos.
Football Unites the World es un movimiento global que inspira, une y se propaga a través del fútbol. A lo largo de su carrera, las FIFA Legends han podido constatar cómo el fútbol puede unir a la gente y hoy comparten con nosotros su experiencia.
En la antesala de la Copa Mundial Femenina de la FIFA Australia & Nueva Zelanda 2023™, conversamos con Nadia Nadim para que nos contara sus recuerdos.
Sus 38 goles en 103 convocatorias internacionales con Dinamarca y los títulos de liga conquistados en campeonatos tan reñidos como los de Estados Unidos o Francia hablan por sí mismos: técnica y rápida, Nadia Nadim era una jugadora de gran talento. Pero si la exdelantera del Portland Thorns FC, Manchester City, Paris Saint-Germain o Racing Louisville era "punto y aparte", fue también a causa de su historia... Nacida en Herat (Afganistán) en 1988, Nadia Nadim huyó del país a la edad de 11 años con su madre y sus cuatro hermanas tras el asesinato de su padre, general del ejército afgano, a manos de los talibanes. A su progenitor le gustaba mucho el fútbol, y esa pasión estaba claramente en sus genes. Refugiada en Dinamarca, Nadia Nadim comenzó a patear un balón y desde entonces no ha parado de marcar goles.
"El fútbol se me apareció en un momento muy difícil de mi vida. Venía de perderlo todo. Perdí a mi padre, perdí nuestra casa. Tuve que huir a otro país. No entendía lo que ocurría a mi alrededor, era una niña", nos explicó. "Me enamoré del fútbol en un campo de refugiados, al ver por primera vez a niños, y niñas, jugar. Eso despertó algo en mí. Tuve un flechazo con este deporte. Y, visto en perspectiva, eso me salvó. El fútbol dio sentido a mi vida".
El relato de Nadia Nadim es otra prueba más de lo que decíamos antes: el fútbol, como vector de inclusión y objeto de pasión, tiene la capacidad de derribar barreras y de unir a la gente. "Me permitió comprender todo lo que sucedía a mi alrededor", añadió. "Aprendí el idioma muy rápidamente y comprendí que las fronteras podían cruzarse. El fútbol me dio confianza en mí misma y me aportó alegría".
No puedo imaginar no jugar al fútbol. ¡Cuando tenga 90 años, seguiré intentando hacer algo! No sé si seré capaz, pero lo intentaré. El fútbol es el gran amor de mi vida.
Pues está de suerte, porque tanto a Nadia Nadim como a todos los aficionados al deporte rey les espera en unos días la gran fiesta de Australia y Nueva Zelanda. Y como sucede siempre con la Copa Mundial Femenina, seguro que la competición trae muchas alegrías a los incondicionales y a las propias jugadoras.
"Esto une a la gente. Mezcla diferentes culturas, diferentes experiencias, diferentes tipos de fútbol…", explicó antes de concluir. "Me complace que haya 32 selecciones. Algunas de ellas participarán por primera vez, y eso me parece fantástico porque sus jugadoras van a ser necesariamente fuente de inspiración para las próximas generaciones en sus países respectivos".